Lidia

Es vista por todos respirando hondo, serenando sus pasos, y andando cada vez más de apoco. Senil, vieja, chocha, que entre tus vástagos me deslizo, te veo… y pienso, en la primavera, en el otoño, en la flor de tu nombre, y en los cuentos que te llevas. – Lidia-

Junior R. Velázquez L.
14.03.2013

Ali, tienes arena en la garganta, y la misma tormenta que no te deja ver a borrado tus huellas. No podrás rastrear de donde vienes ni inquirir a donde vas. En este desierto que te has creado, no te guiaran el sol o las estrellas.

El nocturno

Juan Frances - Piano

Juan Frances – Piano

Fuera del lado terrorífico, y de lo externo: la bestia, el romance, la fiesta y la pachanga; existe un aspecto –en lo personal- más íntimo de la noche, esa dulce y triste calma que serviría perfectamente como el motivo conductor de una existencia análoga a la mía.  -El nocturno-

Noche en los jardines de España

Manuel de Falla

Manuel de Falla

El piano al igual que el sujeto pierde todo protagonismo -y sin intención de recuperarlo-  se nos convierte en un elemento pasivo, que solo puede estar al servicio del arrebato orquestal exhalado por la partitura en que Falla transcribe su impresión de los jardines -en la plenitud de la noche-. – Noche en los jardines de España-

De Castel a Velázquez

Sabato

Sabato

Había dormido, despertado, dado vueltas, cabeceado, ido al baño, revisado el reloj, vuelto a dormir y vuelto a despertar, prolongado la noche, el sueño, la vigilia, estirándose así mismo, alargando la frontera de la lógica, extenuando las posibilidades de lo que ella tenía que decirle, y pensado para cada una de ellas -inclusive para las cosas absurdas, buenas e inverosímiles- respuestas, respuestas y más respuestas, habíase lavado el rostro y visto un túnel en el espejo. -De Castel a Velázquez-

05.06.2014
Junior R. Velazquez L.

Invencion del pseudonimo

A través del caos, el tiempo los pobló de fantasmas, de contrarias e ineludible concepciones, de imágenes opuestas y superpuestas, y pensares incomulgables que andarían en la creación de los pseudónimos para el vómito y el espanto. -Invención del pseudónimo-


Rafael Velazquez L.
29.03.2013

El descanso de Hisaishi

Joe Hisaishi

Joe Hisaishi

La persecución de aquella meta, hacía tiempo nos troco en la fatiga andante. El viaje era terrible… y nuestro objetivo propuesto -el horizonte- parecía ser inalcanzable. Éramos dos, y uno de nosotros se resignó. El otro no quiso andar sin su camarada, y se tumbó a su lado en la arena… la meta ya no importaba. -El descanso de Hisaishi-

06/05/2013
Rafael. Velazquez L.

El rocio de un domingo

El rocío aciaga el ocaso de un domingo, que nos rememora la ilusión de un final y la pesadez de una sustancia que pronto comienza. Más la quimera de un domingo se desvanece en el tiempo de un aro cuyo centro, final y principio se nos juntan en todas las posibilidades del azar. – El rocío de un domingo –

Junior R. Velazquez L.
29.10.2013

Defensas

laberintoDefensas, he visto la dura piel de Sigfrido templada en el escudo de un espartano, supe de Heracles y su cobija… el león de Nemea, de la antigua Escocia e Irlanda, de su furia contenía por la muralla de Adriano… Britania, Francia y Maginot, la estepa de los rusos y su general –El invierno- no más frio que el semblante o el rostro inexpresivo de un inglés. Siempre fueron muchas las corazas y laberintos que protegieron a la gente -y a las bestias de la gente- la roca que salvo al hijo -Zeus- de su padre, Creta, Minos, el escudo de Perseo y la entrega de Andrómeda, los ojos que defendían a una de las gorgonas, el vértigo de Ícaro y Dedelao que resguardo -hasta la llegada de Teseo- la vida de Asterión y el enigma de un laberinto menos temible que el Arava y el Sahara. Ahora he decir que la vida no me ofreció ninguna de estas defensas, contra el instante aciago solo puedo hacer lo de esta mañana… escribir, sentarme y sentirme. -Defensas-
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Junior R. Velazquez L.

13/06/2014